TELETRABACOVID

TELETRABACOVID

Una de las revoluciones que ha traído esta pandemia del Coronavirus COVID19, ha sido la brutal irrupción de la utilización del TELETRABAJO en todo tipo de organización, sea esta privada o pública.

La raza humana no tiene arreglo y, una vez más, ha tenido que ser un suceso inesperado el que haya convertido en uso ordinario algo de lo que se venía hablando hace muchos años, proponiéndose como una forma de realizar el trabajo de una manera infinitamente más conciliadora y sostenible que el formato tradicional. Pero claro, conocido es el mundialmente famoso “es que siempre lo hemos hecho así”.

Huelga comentar que nos estamos refiriendo a la aplicación del TELETRABAJO en aquellas actividades que, de manera parcial, o total, lo permiten. Las cuales son infinitamente más de las que la inmensa mayoría de la gente pensaba. Y si todavía quedan escépticos/a, que analicen lo que ha sucedido desde el pasado 13 de marzo de 2020.

Pero como el avance de la humanidad se apoya en centrarnos en lo positivo, sea como fuere el TELETRABAJO ha llegado, se ha hecho familiar entre nosotros/as y, por fortuna, ha venido para quedarse.

Ahora bien, tras tres semanas en las que como por iluminación divina una gran parte de la población se ha vuelto teletrabajadora (me encanta ver a personas que nunca estuvieron por la labor de trabajar de ese modo, cómo ahora se han vuelto fervientes defensoras de ello), si no aprovechamos para sacar conclusiones sobre lo que dicho cambio ha supuesto y, sobre todo, planificar la forma en que se puede incorporar en nuestro trabajo, se corre el riesgo de que en cuanto el personal pueda volver a su anterior puesto de trabajo, lo siga haciendo del mismo modo y, por tanto, todo lo avanzado se dilapide perdiendo la oportunidad de llevar a cabo unos cambios tan importantes como convenientes.

Y como todo lo que merece la pena, “tiene pena”, nos tendremos que esforzar un poquito y realizar el siguiente ejercicio:

  • ¿He podido realizar la totalidad de las tareas que venía realizando a través del TELETRABAJO?.
    • Inventario de tareas que he podido realizar plenamente utilizando el TELETRABAJO.
    • Relación de tareas que no he podido realizar por medio del TELETRABAJO.
    • ¿Realizando cambios en la forma en que ejecutamos actualmente ciertas tareas que no admiten el TELETRABAJO, podrían pasar a realizarse por medio del mismo?.
  • ¿Cómo ha afectado la utilización del TELETRABAJO en mi relación con clientes, proveedores, compañeros de trabajo, etc.?.
  • ¿Qué impacto (positivo y negativo) ha tenido el TELETRABAJO en mi vida familiar?.
  • ¿Tiene sentido debatir en la empresa, entre dirección y plantilla, el aprovechar la situación para que haya un antes y un después, a la hora de trazar un plan riguroso sobre lo que sería la progresiva implantación del TELETRABAJO en nuestras organizaciones?.

Lo expuesto anteriormente es una primera aproximación, con preguntas generales que pueden servir para todas las empresas en las que han aplicado estos días el TELETRABAJO, siendo imprescindible que este ejercicio se haga en cada empresa adaptándose a su propia realidad, ya que lo que finalmente se hiciere debe ser un traje a medida de las necesidades específicas de cada empresa y su entorno.

Desde OHR les invitamos a que hagan este ejercicio, porque estamos convencidos de que les será realmente útil, a la par que habremos conseguido que un hecho excepcional e inesperado nos haya reportado la oportunidad de acometer cambios que de otro modo ni nos hubiéramos planteado.

Ánimo, paciencia y SALUD.

Óscar Hortigüela

Socio Director de OHR Consultoría