Dentro del Activo Corriente, en el presente artículo vamos a exponer unas opiniones, sobre las partidas de Clientes/Deudores y Tesorería (Caja y Bancos), las cuales, si bien son conocidas por cualquier profesional que gestione una empresa, en nuestro desempeño como consultores de gestión empresarial resulta habitual detectar que no se les da toda la importancia que requieren.
En lo que respecta a la Tesorería de la empresa, la adecuada gestión de un presupuesto general anual, con un control y seguimiento de alcance trimestral y con una actualización semanal, es algo que toda empresa debiera llevar, sin que valga de excusa para no hacerlo el que en unos casos se disponga de importantes excedentes (a lo que se suma la nula rentabilidad del mismo, si no se invierte en productos financieros que no tengan riesgo); ni el caso contrario, en el que no existiendo dichos excedentes ello se pueda paliar si se cuenta con una favorable coyuntura financiera que permita obtener financiación ajena de forma cómoda y barata.
El verdadero sentido de la Tesorería es darle una movilidad, cuando esta es positiva, mediante la inversión en aquellas actividades de nuestra empresa que sean rentables; o bien, para diversificar el riesgo del negocio, participando en otro tipo de inversiones.
Las partidas de Clientes y Deudores recogen los saldos pendientes de cobrar, de bienes entregados o de servicios prestados. Pues bien, en primer lugar, se requiere llevar un control permanente y riguroso de los mismos, identificando aquellos que vienen padeciendo un retraso en la fecha prevista para su cobro y, sobre todo, los que pueden estar sujetos a circunstancias que puedan impedir llevarlo a feliz término, como situaciones de insolvencia, o incluso de preconcurso de acreedores en los que estuvieran a punto de incurrir nuestros Clientes y Deudores.
Si bien las acciones comerciales para la captación de nuevos clientes, o de aumento de ventas a los ya existentes, son importantes, no lo es menos el control riguroso de los cobros de las ventas ya realizadas y dentro de los plazos establecidos para ello. Adelantarnos y adoptar acciones tendentes a evitar que se puedan producir retrasos en el cobro es sin duda el mejor antídoto que podemos utilizar; del mismo modo que identificar los saldos dudosos de cobro y dotarlos mediante su correspondiente provisión contable, si ello se requiere, es un ejercicio de salud económico-financiera en la empresa.
Todo lo recogido en este artículo, así como en los anteriores que han ido comentando el Activo del Balance de Situación de una empresa, son obviedades y, sin duda, nuestros clientes y colaboradores lo conocen; pero no es menos cierto que enfrascados como estamos en la gestión del día a día, es habitual que dejemos de lado realidades tan simples y neurálgicas como que el beneficio (objetivo último de una empresa) se encuentra en el cobrar. Ya que si esto no se produce, todo lo demás habrá sido baldío.
Óscar Hortigüela
Socio Director