En el primer documento, de los que conforman la serie LA PYME EN SU ENCRUCIJADA, finalizábamos el mismo detectando la baja productividad de las micro pymes, así como proponiendo dos escenarios para poder avanzar en la mejora del mismo.
Estos dos escenarios eran:
- Creación de empresas/grupos empresariales a partir de micro pymes ya existentes, cuya actividad fuera la misma y/o complementaria.
- Utilización de soluciones actualmente disponibles, generalmente apoyadas en las nuevas tecnologías, las cuales permitan la producción de bienes, o prestación de servicios, conectados en red.
Y lo finalizábamos indicando que cada uno de los dos escenarios expuestos tiene sus características consustanciales y sus propias necesidades y, por tanto, requieren de su propio planteamiento, lo cual iríamos desarrollando en próximos artículos que iríamos elaborando desde OHR Consultoría.
Pues bien, en el presente artículo vamos a abordar el segundo de dichos escenarios, consistente en la utilización de las nuevas tecnologías, para la producción de bienes, o prestación de servicios, conectados en red.
Por definición, la utilización de las nuevas tecnologías forman parte consustancial de las nuevas generaciones, las cuales las han conocido y las han utilizado desde su más tierna infancia.
Lo anterior, no significa que los no nativos digitales (los denominaremos nativos analógicos) no puedan participar en este tipo de pymes que vamos a definir, pero obviamente no disponen de partida de la misma visión, ni capacidad, que los denominados millenials, llamados obligatoriamente a ser la generación que tome el relevo profesional en los próximos años.
En este supuesto, la prestación de servicios no está tan condicionada al tamaño como en el caso de las pymes convencionales, ya que el medio utilizado para ello – digital, universal y globalizado-, relativiza el impacto del tamaño.
Ahora bien, ello no significa que cualquier empresa digital pueda acometer cualquier trabajo, ya que todo encargo de un cliente supone, al menos, dos importantes variables: volumen y complejidad.
En lo que respecta al volumen, los proveedores digitales ya vienen utilizando soluciones como el trabajo en red, o la economía colaborativa. También se ha incorporado una nueva fórmula que, según casos, tiene un buen encaje, como es la cocreación de soluciones, en las cuales no siempre la respuesta a lo solicitado procede de una única fuente, si no que de manera incremental va avanzando en su conformación, mediante la aportación individual de los diferentes participantes en el proyecto.
Pero, como decíamos, también se encuentra presente en un encargo de un cliente la complejidad de lo solicitado, para lo cual los proveedores de soluciones tienen que utilizar fórmulas imaginativas, estando entre ellas los espacios coworking, en los cuales profesionales de diferentes disciplinas comparten espacios físicos, en los que utilizando la creatividad y el trabajo en equipo pueden avanzar de manera más efectiva en sus respectivos trabajos, así como generar nuevas ideas, o practicar el tan en boga networking para compartir contactos y, con ello, nuevas oportunidades de negocio.
En cualquier caso, desde el punto de vista de OHR, consideramos una gran oportunidad, a la hora de crear nuevas empresas que den respuesta a las necesidades actuales y futuras del mercado, el adecuado mestizaje entre la utilización de nuevas tecnologías (dominadas por las nuevas generaciones), la experiencia y el conocimiento (patrimonio de las personas más maduras). De este modo, no solamente mezclamos lo mejor de ambos mundos; si no que, además, posibilitamos la necesaria colaboración intergeneracional, tan cuestionada en el momento actual, en el que conviven la dualidad de contratos laborales (con perjuicio para los recién llegados), con la exclusión del mundo digital (en el que los más damnificados son los nativos analógicos).
Óscar Hortigüela